Con este post inauguro una serie de 4 entradas en el blog relacionadas con la impartición de la Unidad «Gestión de la Tecnología y del Conocimiento» dentro de la asignatura «Recursos Informáticos» del «Máster TIC» de la Universidad de Salamanca.
En la sesión de mañana (bueno ya hoy) vamos a abordar un tema que me apasiona y del que soy un completo defensor, el Conocimiento Abierto.
Como docente/investigador creo que los contenidos educativos que desarrollo o los artículos que publico tienen una mayor visibilidad e impacto cuando se encuentran accesibles en abierto, ya sea en publicaciones open access (ruta dorada) o en repositorios institucionales (ruta verde), como GREDOS en el caso de la USAL. Además, por transitividad, si publicar en abierto tiene beneficios personales, estos se propagan hacia las instancias en las que me encuentro inmerso, es decir, Grupo de Investigación, Instituto de Investigación, Departamento y, finalmente, Universidad.
En mi etapa como Vicerrector de Innovación Tecnológica, el Conocimiento Abierto siempre estuvo en la estrategia institucional relacionada con la Gestión de la Tecnología y del Conocimiento, utilizando como instrumentos a la Oficina de Conocimiento Abierto y al Servicio de Archivos y Bibliotecas para desarrollar diferentes iniciativas (de las que hoy incluso perduran algunas, aunque otras muchas han quedado relegadas a un muy segundo plano o simplemente han desaparecido).
No deja de ser paradójico que el Conocimiento Abierto, que tanto avalan las organización gubernamentales, los informes de referencia, las políticas científicas, etc., acabe encontrando tanta resistencia entre un alto porcentaje de quien debieran ser sus más acérrimos defensores, los docentes e investigadores, que demuestran así un arraigo desmedido a unos modelos sobrepasados por la Sociedad en la que vivimos y que encuentra en la Red el mayor exponente de cambio e innovación.
Si las nuevas tendencias tienen problemas para encontrar hueco en las Universidades (bueno en algunas, porque otras – algunas de las más punteras y avanzadas del mundo entre ellas – lo tienen muy claro y avanzan a un ritmo de aceleración exponencial que provoca que la brecha digital con las más «conservadoras» sea tan grande que se vuelve prácticamente insalvable), tampoco es de extrañar que nuestros políticos, por muy progresistas que se definan, acaben aprobando leyes anacrónicas y sin sentido en relación con los contenidos digitales.
No obstante, creo que los signos son contundentes y tardaremos más o menos en darnos cuenta, pero al final la masa tendrá la razón y las tendencias anuciadas (veáse como ejemplo el Informe Horizon 201o Iberoamérica) acabarán imponiéndose para beneficio de todos y pesar de algunos. Por ello quiero pensar que, para el Conocimiento Abierto, se podría aplicar la frase de Franz Kafka «A partir de cierto punto no hay retorno. Ese es el punto que hay que alcanzar» (Consideraciones acerca del pecado).
Para profundizar más: Open knowledge management in higher education.