Las plaformas de eLearning o LMS (aunque más propiamente deberíamos denominarlas LCMS) se plantean actualmente como una herramienta de gestión del aprendizaje online necesaria pero no suficiente para atender a las demandas de un buen número de sus usuarios.
Los usuarios más avanzados de soluciones eLearning se ven constreñidos en muchas ocasiones por las propuestas conservadoras que, desde un punto de vista institucional, representan estas plataformas y que no aprovechan una gran parte de la potencialidad de los avances tecnológicos más punteros que se podrían aplicar a los contextos educativos, con aportaciones significativas en aras de versatilidad, flexibilidad, eficiencia y eficacia.
Hay múltiples corrientes que intentan romper las barreras de estas plataformas: enfoque sociales, enfoques informales, PLE, etc., pero sin ignorar estas interesantes propuestas, hoy nos centramos en lo que supone la movilidad para el aprendizaje, en lo que se conoce como soluciones mLearning.
El mLearning ha venido siendo una eterna promesa, una eterna tendencia tecnológica, que por fin se puede decir que es una realidad gracias a la conjunción de dispositivos que lo favorecen de verdad, smartphones y, fundamentalmente, tablets, y de tarifas de datos móviles, que, al menos en nuestro país, están soportando el crecimiento de la banda ancha aún en tiempos de crisis.
En este sentido, cuando la tecnología parece madura, es cuando nos tenemos que centrar en establecer unos adecuados criterios pedagógicos en el diseño de las acciones formativas mLearning, las cuales no se pueden limitar a acceder a las plataformas tradicionales pero desde otro tipo de terminales.
Como en otros aspectos relacionados con la tecnología, las soluciones que implican movilidad deben ser cuidadosamente planificadas, mediante una aproximación estratégica que implique claramente saber hacia dónde nos queremos mover, valga la redundancia.