- Se parte de la idea de que en todo proceso de enseñanza-aprendizaje siempre es importante contar con una figura que guíe.
- Hay quienes afirman que con la educación abierta se pierde el componente humanístico.
- La figura del docente debe evolucionar, por lo tanto, el maestro deberá actualizarse constantemente, adquirir nuevas competencias, desde las comunicativas hasta las digitales.
- Si bien, la figura del docente no tiende a desaparecer, ha de evolucionar hacia un planteamiento más abierto, más flexible, y más tecnológico.
- En la educación abierta, el docente funge como facilitador, guía, mentor. Asimismo, los estudiantes también asumen el rol de docentes cuando brindan orientación a sus compañeros y comparten sus conocimientos.
- La reflexión debe girar en torno a la noción que se tiene de docente del siglo XXI, qué características tiene y cuáles debe ser sus competencias.
- Hay elementos en la formación que van más allá de lo presencial. El docente se ha limitado a la organización de contenidos.
- La figura del docente no tiende a su desaparición. Todo depende de cómo el maestro se mueva en su contexto.
- El educador seguirá siendo imprescindible, guiando al alumno en lo que ha de saber preferentemente, ayudándolo a diseccionar los conocimientos más importantes dentro de un mundo basado en la información.